domingo, 9 de diciembre de 2012

COMENTARIO "LLAMA DE AMOR VIVA" (SAN JUAN DE LA CRUZ) por Sandra Lerín Martos


LLAMA DE AMOR VIVA
Canciones del alma en la íntima comunicación de unión de amor de Dios.
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!;
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.

¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su Querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras!;
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
¡cuán delicadamente me enamoras!

Estamos ante un poema de San Juan de la Cruz, perteneciente al segundo Renacimiento (segunda mitad del siglo XVI). Se trata de una poesía mística. Es propio de San Juan de la Cruz hablar de la unión mística en sus poemas. Para ello, utiliza muchos símbolos y nos habla de las tres vías para llegar a la unión del alma con Dios. La primera de ellas es la vía purgativa, donde se inicia un proceso de limpieza del alma de sus impurezas; le sigue la vía iluminativa, propios de los ascetas, y la última es la vía unitiva, donde existe el contacto directo con Dios, muy difícil de expresar. Por ello, San Juan utiliza el simbolismo para racionalizar esta experiencia difícilmente nombrada.
Es un poema muy breve compuesto de cuatro canciones, también llamadas estrofas aliradas, formadas de versos endecasílabos y heptasílabos (tipos de versos comunes en el Renacimiento). 
El asunto del poema es muy conciso, trata de explicar el amor que siente el poeta hacia Dios. Dada la dificultad de expresar dicho sentimiento amoroso, justo en el momento del arrebato místico, San Juan utilizará símbolos, exclamaciones y recursos de contraste y contradicción para reflejar la dificultad e intensidad de este sentimiento. Uno de los principales símbolos que utiliza en esta composición es el de la "llama", reflejo claro del sentimiento de fe; otro sería el de la "tela", clara referencia a la separación existente entre la vida mortal y la espiritual. El autor expresa el anhelo de romper esa separación que produce la "tela" con el fin de llegar a la consecución última de la unión con Dios. Nos mostrará la idea de "cuerpo" como una carcasa que impide al alma unirse definitivamente con Dios. Recurre San Juan a múltiples símbolos religiosos y cristianos, como podría ser el "fuego", que representa el Espíritu Santo, o la "mano blanda" y el "toque delicado", como símbolo de Dios Padre e Hijo.
De todo lo expresado, se podría deducir el tema de la composición. San Juan nos habla del intenso sentimiento que vive en el alma cuando presenta esa comunicación íntima con Dios.
La expresión inefable del sentimiento amoroso hacia Dios viene enmarcada, e incluso podríamos decir, acentuada, por el uso constante de anáforas, bajo la forma exclamativa "¡Oh!". La intensidad, pues, del poema, junto con la musicalidad de estas formas exclamativas, refuerzan la pasión que enmarca todo el poema.
Empieza este aludiendo al sentimiento de fe, un sentimiento que provoca un dolor agradable, propio de la visión amorosa que defendía el petrarquismo al hablar del placer en el dolor. Para ello, utiliza un oxímoron, "tiernamente hieres", de carácter modal. Habla también de que este sentimiento se produce en la parte más íntima del alma, es decir, en el corazón. Volvemos a ver la influencia petrarquista al hablar de la "esquiva" como si fuera una barrera que le impidiera estar en contacto con él. Era, pues, propio del amor cortés hablar de las dificultades que había en el amor. San Juan quiere romper esa barrera para alcanzar una unión más elevada con Dios y para poder expresarlo utiliza un epíteto "dulce encuentro", referido a ese contacto que la "tela" impide y que tanto desea el autor.
En la segunda estrofa, el autor sigue utilizando un léxico petrarquista ya que habla de un yo poético cautivo del sentimiento amoroso, representado en el primer verso de la estrofa. San Juan emplea un lenguaje simbólico y alegórico en sus poemas para expresar esa realidad inefable al fusionar el alma con dios. Para ello, tal y como lo hemos comentado, utiliza símbolos cristianos que hacen alusión a Dios y a Cristo, intensificados con el uso de sinestesias ("toque delicado", "mano blanda"). Lo más destacado, quizá, sea el empleo de paradojas, "vida eterna", para remarcar la temporalidad de la vida y la eternidad del momento de comunión con Dios. De la misma manera, "muerte en vida" (último verso de la estrofa) junto con la derivación "matando, muerte" redundan en esta última idea. Con esto, pues, San Juan quiere expresar la muerte terrenal del cuerpo y la vida eterna del alma, ya que cuando el alma se desprende del cuerpo es cuando ocurre la muerte en la vida terrestre y la culminación de la eternidad espiritual.
El autor sigue utilizando símbolos religiosos para expresar la idea de fe y del Espíritu Santo, tal es el caso de "fuego" o "resplandores"; símbolos que hacen alusión a la luz que iluminan "las profundas cavernas del sentido", metáfora referente a la oscuridad de todo lo mundano. El autor con esta metáfora quiere decirnos que para alcanzar la unión con Dios hay que desprenderse de todo lo relacionado con el mundo terrenal, ya que él mismo, antes de percibir el sentimiento de fe, estaba "oscuro y ciego", es decir, ajeno a lo trascendental. Pero ese sentimiento de fe transformó la oscuridad en "luz y calor", símbolos que hacen alusión a la unión con Dios.
San Juan empieza la última estrofa expresando la exaltación del sentimiento que se produce en su interior. Podemos ver también como, en el tercer verso, vuelve a la idea del "amor cortés" como un amor secreto, en el que únicamente Dios vive ahí dentro. Hace uso de una sinestesia, "aspirar sabroso", para hablar del sentimiento que provoca Dios al unirse con el alma. De esto extraemos la conclusión de una definitiva unión con Dios (vía mística), ya que el contacto se produce en su interior, tal y como podemos ver representado en el cuarto verso de esta estrofa. Por último, siguiendo la influencia petrarquista, a partir del uso de un léxico marcado por la sensualidad propia de los poemas de esta tendencia, muestra la manera cómo ese sentimiento emerge del interior del poeta. Ese "cuán delicadamente me enamoras" nos habla de un amor sereno, perfecto, suave y tierno; en definitiva, el ideal de amor místico.

Definitivamente, estamos ante un poema de marcada trascendencia para la lírica española, un poema místico cargado de simbología para explicarnos lo inexplicable: el contacto directo con Dios.

SANDRA LERÍN MARTOS   2º BACHILLERATO HUMANÍSTICO Y CIENCIAS SOCIALES



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