domingo, 23 de diciembre de 2012

COMENTARIO: "LLAMA DE AMOR VIVA" DE SAN JUAN DE LA CRUZ por Cristina López Villar


LLAMA DE AMOR VIVA
Canciones del alma en la íntima comunicación de unión de amor de Dios.

¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!;
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.

¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su Querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras!;
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
¡cuán delicadamente me enamoras!

El poema Llama de amor viva fue escrito por San Juan de la Cruz en el siglo XVI. Este poema pertenece a la segunda mitad del Renacimiento, época que se caracteriza por un auge del tema religioso a la vez que un cierre de barreras al intercambio cultural. San Juan profesó como carmelita y estudió en la Universidad de Salamanca con maestros ilustres como Fray Luis de León. Santa Teresa de Jesús lo sumó a su empresa reformadora y, con la regla por ella adoptada, fundó también diversos conventos.
En San Juan de la Cruz encontramos que la totalidad de su obra es ascético-mística y, por lo que respecta a sus grandes poemas y a su prosa, declaradamente mística. Sus poemas mayores se titulan Noche oscura del alma, Cántico espiritual y Llama de amor viva. Estos van seguidos de comentarios en prosa para explicar el sentido de sus versos, ya que revela experiencias místicas de difícil comprensión. Estos tres poemas mayores son reconocidos por los críticos -creyentes o no creyentes- como la cumbre más alta alcanzada por nuestra lírica, dada la intensidad del amor divino y el deseo de unión con el Amado. Puesto que consigue esa unión tan deseada y se encuentra en una situación de difícil expresión, recurre al uso de símbolos. A San Juan se le considera el creador del lenguaje simbólico.
En el poema Llama de amor viva encontramos el tema del reflejo del sentimiento amoroso que presenta el alma cuando tiene esa unión mística con Dios.
Se trata de un texto breve que está compuesto de cuatro canciones o estrofas aliradas, las cuales son de 6 versos (combinación de 7 y 11 sílabas). En la primera estrofa el autor ruega a Dios que rompa la barrera que separa lo divino de lo terrenal para de ese modo unirse a él. En la segunda, San Juan hace alusión a los tres componentes de la Santísima Trinidad y nos explica que la vida divina es mejor que la terrenal. Seguidamente, podemos encontrar la unión tan deseada con Dios. Y, para finalizar, en la última estrofa, el poeta intenta explicar el sentimiento que le produce Dios y el anhelo por el momento en que su amor pueda consumarse. Estructura lineal, coincidente con las estrofas.
San Juan de la Cruz pretende darnos a conocer el sentimiento amoroso, de fe; un sentimiento que puede producir dolor, aunque a veces también satisfacción. Esto lo encontramos en el oxímoron del segundo verso, "tiernamente hieres", que refuerza el sentimiento de fe, presente mediante el símbolo de la "llama" (v. 1). En el tercer verso encontramos un hipérbaton en "de mi alma en el más profundo centro", donde el autor expresa la parte más recóndita de sí mismo, aquella parte en la que mora ese amor profundo y sincero hacia la divinidad. Todos estos recursos están unidos mediante una exclamación retórica en la que se expresa el deseo de unirse con Dios y romper la barrera que los separa. Esta separación de la vida divina y la vida terrenal está marcada por el símbolo de la "tela" (v. 6). También es necesario remarcar el vocablo "esquiva" (v. 4), ya que hace referencia al sentimiento amoroso propio del amor cortés. Es sintomático destacar las influencias que San Juan recoge en sus poemas, en este caso recurre a cierta influencia trovadoresca en la que se muestra el amor como vasallaje. Vemos, pues, a un yo poético deseoso de unirse con Dios y que ruega para que se produzca la unión deseada.
El predominante uso de anáforas presentes en las exclamaciones del séptimo al undécimo verso sirven para volver a incidir sobre el tema del deseo de la unión con Dios. Podemos observar en el noveno verso un léxico petrarquista en "regalada llaga", con el que el yo poético se siente cautivo de su propio sentimiento amoroso. Esta influencia procedente de Italia, durante la primera mitad del Renacimiento y gracias a la figura de Garcilaso de la Vega, se relaciona con el tema predominante del amor, el cual se presenta a veces como un doloroso sentir. El sentimiento amoroso lo podemos encontrar también en el uso de símbolos religiosos, que hacen referencia a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo (v. 9), a la vez que construye unas sinestesias para reforzar lo que producirá la unión.  Pero llega a un punto en el que se produce una exageración y una paradoja que utiliza para referirse a que la vida divina es mejor que la terrenal. Indica que dicha vida terrenal equivale a un gran sufrimiento, del cual únicamente puede liberarse mediante la unión del alma con Dios. Esto lo refuerza con la derivación "matando, muerte en vida", ya que intensifica el hecho.
La idea de fe, presente en el símbolo "lámparas de fuego" (v. 13), ayuda a guiar al alma a que se encuentra con su Amado, pasando de este modo de un estado oscuro -simbolizado por las "profundas cavernas" (v. 15) y "oscuro" (v.16)- a un estado de "luz y color" (v. 18), donde se pasa de un estado de ceguera -"ciego" (v. 16)- a uno en el que se encuentra iluminado por la unión con Dios. Toda esta estrofa se recoge en una exclamación que expresa el entusiasmo por la consecución de esa unión mística.
Mediante otra exclamación o exaltación se le da un valor adverbial al primer verso de la última estrofa, adverbios que abren paso al siguiente verso, en que el sintagma "recuerdas en mi seno" hace referencia a la idea petrarquista del 'alba', en que se produce la separación de los dos amantes, en este caso del alma y el Amado (Dios). San Juan se basa en el amor secreto y de ahí que recurra a la separación de los amantes que se producía durante el amanecer, después de gozar toda la noche de la consumación de la unión entre los amantes. San Juan expresa ese sentimiento que le produce Dios hinchando ese sentir en su interior, pues hace alusión a la comunicación interior con Dios en el verso 23, "de bien y gloria lleno". Esto queda remarcado en la exclamación del último verso que, con suavidad y ternura, se dirige a un tú divino.
A modo de conclusión se puede decir que hay una intensa pasión de amor divino y un deseo de fusión con el Amado, lo cual consigue mediante la experiencia de la unión mística. Emplea un lenguaje limpio, natural y elegante -claramente renacentista- para resaltar con intensidad aquello que expresa el alma. Para mostrarnos su sentimiento, claramente inefable, utiliza metáforas y, sobre todo, símbolos; de ahí que se reconozca a este poeta místico como el creador de un lenguaje simbólico para expresar aquello que con simples palabras es prácticamente imposible de describir: el sentimiento de amor y fe.

CRISTINA LÓPEZ VILLAR
2º BACHILLERATO HUMANÍSTICO Y CIENCIAS SOCIALES

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